Se conocen como pruebas objetivas aquellos exámenes escritos en los que el alumno debe contestar o dejar su respuesta de forma breve, es decir en con pocas palabras, con letras, con números o algún otro símbolo breve que el docente considere pertinente en el momento de elaborar la prueba.
Del mismo modo, Aguilar, L y Sierra, S. (2012) afirma que: El término objetivo en el caso de la prueba, se refiere al nivel de imparcialidad que la caracteriza, puesto que la respuesta correcta, no depende de las valoraciones u opiniones de quien las califica, sino que han sido fijadas de antemano, al momento de construirlas.
Características:
- El alumno no elabora la respuesta sino que identifica la respuesta correcta de entre una serie de respuestas ya elaboradas. El ejercicio fundamental es el de discriminación: distinguir las proposiciones correctas de las que no los son.
- Permiten gran cantidad de preguntas o ítems en cada examen. Ello posibilita cubrir un amplio campo de contenidos y dimensiones a evaluar: ofrecen una información panorámica y diversificada sobre los aprendizajes del sujeto.
- Posibilitan obtener información adicional sobre el ritmo de aprendizaje y sus incidencias (conceptos no comprendidos o mal asimilados, lagunas comunes y/o individuales).
- Abren la posibilidad de un posterior diálogo abierto en clase sobre la plausibilidad y corrección de cada una de las alternativas: por qué es correcta la correcta e incorrecta las que no lo son.
Algunos aspectos a considerar en la elaboración de una prueba objetiva son:
•
La selección de los contenidos.
•
La redacción de las preguntas o ítems.
•
La corrección y puntuación.
•
Presentación de la misma.
Selección de contenidos de la prueba
En la selección de los contenidos, todos los que resulten
relevantes en relación al dominio a medir deben de estar especificados de forma
operativa y referida a los objetivos buscados así como acorde a las capacidades
de los estudiantes.
Se debe de establecer el nivel en que serán medidos esos
contenidos así como el peso que tendrán en relación al conjunto de la prueba.
Las normas más comunes
aplicadas a la selección de contenidos para la elaboración de una prueba
podrían sintetizarse en las siguientes:
•
En la prueba deben estar considerados los contenidos que se quieren medir los
cuales deben ser explícitos y conocidos a priori por los estudiantes.
•
Las preguntas deben de referirse a los aspectos más importantes del dominio,
conteniéndolos.
•
El número de preguntas o ítems para cada aspecto del dominio deberá ser
proporcional a la importancia de los contenidos a ser evaluados.
•
Se deben conocer, previo a la elaboración de la prueba, cuales son los
objetivos alcanzados así como las capacidades o competencias desarrolladas que
han de ser evaluadas.
•
Las preguntas deben ser presentadas de modo tal que impliquen una dificultad
creciente. Se suelen colocar al inicio las más sencillas, luego un incremento
de dificultad hasta el máximo y finalmente algunas cuestiones de menor
dificultad en poca cantidad.
Redacción de la
prueba
Antes
de considerar la forma de redacción propiamente dicha, conviene aclarar que se
entiende por pregunta. Por ello
Soubirón, E; y Camarano, S. (2006) en
el “Diseño de Pruebas Objetivas” afirma
que Mateo, (2000:74) establece “suele entenderse por pregunta una
declaración, asunto o tema sobre el que se va a trabajar” (P.5). También
puede utilizarse el término ítem que puede expresarse no solo en forma
interrogativa, como la pregunta, sino que puede ser una afirmación.
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